lunes, 31 de enero de 2011

Volando en taxi

Hace unos días tuve que tomar un taxi porque tenía que hacer una diligencia. El taximetrista no manejaba, volaba...
Apenas subí al taxi me puse el cinturón y recé para que fuera a una velocidad normal. Me olvidé de que cuanto más rápido van, más viajes pueden hacer.
Agarró la rambla y empezó a acelerar y a cambiar de senda como si nada.
Cuando pasó los 100, le dije que me sentía mal y que aminorara la marcha porque estaba por "arrojar". Fue una de mis peores experiencias en un auto.
Prefiero tomar un ómnibus y tener más posibilidades de llegar sana y salva a destino.
            La quejosa (con razón).

No hay comentarios:

Publicar un comentario